viernes, 10 de octubre de 2014

MÚSICA, MATEMÁTICAS, FRACTALES, GEOMETRÍA SONORA Y EL SECRETO DE ANTONIO STRADIVARIUS

"Escucha, serás sabio. El comienzo de la sabiduría es el silencio" Pitágoras

Ya en pleno siglo XXI, presenciamos la realización de aquel antiguo sueño pitagórico: unir ciencia y música para dar origen a su perfecta síntesis conceptual. Ernst Chladni, con sus estudios sobre acústica, desarrolló una técnica para visualizar el modo de propagación de las ondas sonoras a través de los cuerpos sólidos (la popular cimática). Mediante la disposición de arena sobre un cuerpo físico (un plato de vidrio en su origen) y al frotar un arco de violín para que éste produjera una nota musical, podía visualizar de qué manera se propagaba el sonido, cómo variaba la forma visual que generaba dependiendo del tono y así mismo, obtener un sistema para comprobar los puntos muertos de entornos acústicos y mejorarlos, que los luthiers emplearían a partir de entonces en el momento de fabricar sus instrumentos musicales. Con este sistema se comprobó al 100% que la forma de propagación sonora seguía unos patrones geométricos y que por lo tanto, como ya avanzaba Pitágoras miles de años antes, demostraba que la música era uno más de todos esos componentes matemáticos que forman el universo; algo muy ligado al todo que nos forma también.


Figuras sonoras de Chladni


MOZART Y BACH COMPONÍAN MÚSICA BASADA EN FRACTALES GEOMÉTRICOS
Es bien conocido que la naturaleza está basada en una matemática donde participan gran número de elementos: tantos que finalmente ocultan el verdadero origen geométrico de la misma. Los fractales, tan presentes en la misma, son repeticiones matemáticas basadas en unos parámetros comunes y que podemos ver presentes en los vegetales, las nubes, los minerales, la innovadora tecnología de creación visual en 3D también o inclusive, en el estilo de artistas como el pintor Jackson Pollock
Formación fractal natural de: Antonio Miguel de Campos
Gracias a un instrumento electrónico denominado "la caja fractal de música" y los estudios pertinentes realizados por el profesor de geología en el Instituto Federal de Tecnología en Zurich, Kenneth J. Hsu y su hijo Andrew, se llegó a la conclusión de que las obras musicales de Mozart o Bach (entre muchos otros compositores) pueden ser reducidas a una forma matemática fundamental mediante el empleo de fractales, y así también crear diferentes piezas musicales basadas en tales parámetros con resultados de igual belleza. 

Ha de quedar totalmente claro que entre la ciencia y el arte no hay una verdadera separación, y tanto la una como la otra son dos mitades de la misma unidad: el creador musical no debería ser calificado como mero artista, ya que su trabajo se basa en la geometría, en la matemática y en la misma ciencia que compone la naturaleza. Su entendimiento será muy necesario y lo conducirá al siguiente nivel.


EL SECRETO DE ANTONIO STRADIVARI
Felix Savart (1791-1841), popularmente conocido como el fundador o descubridor del electromagnetismo, también dedicó una importante parte de su carrera al estudio de la acústica. Savart, al experimentar el método de visualización acústica de Ernst Chladni —basado en la disposición de arena sobre la tapa de un instrumento musical— con violines de Stradivari, pudo observar una vibración muy característica y con forma de anillo. J.B. Villaume, encargado de retocar violines originarios de Stradivari y luthier muy valorado en la época, aprovechó el descubrimiento para falsificar el preciado instrumento musical.

(Víctor Mayor Leiva)

martes, 7 de octubre de 2014

¿EXISTE LA MÚSICA DE LAS ESFERAS?

"El mundo es una espiral infinita, compuesta por un número infinito de espirales, que a su vez forman un infinito número de ellas."

Durante el transcurso de la historia, han sido diversos los astrónomos, físicos, músicos y grandes pensadores que han pretendido, con mayor o menor afán, el desvelar el viejo mito pitagórico sobre la existencia de una música celestial perfecta. Una música basada en las leyes que gobiernan el cosmos, pero no perceptible por nuestros pobres sentidos: la popularmente conocida con el nombre de “música de las esferas”.

En la actualidad, la ciencia ya ha dejado muy claro que aquellas viejas teorías estaban equivocadas (al menos en gran parte de su planteamiento) basándose en el hecho de que no hay en el espacio ningún medio por el que puedan viajar las ondas sonoras (el espacio es vacío), pero todo cambia al hablar de ondas electromagnéticas; y muy importante, al hablar sobre energía, materia y como no, sobre el misterio numérico de la huella de Dios, la proporción áurea (1,618033…). Dicho número de decimales infinitos, está presente en la naturaleza, en cómo se propaga la energía, la formación de las galaxias y así mismo, en lo que percibimos como correcto o bello. En esencia, al hablar sobre el número de oro afirmamos algo así como que el mundo es una espiral infinita, compuesta por un número infinito de espirales, y que a su vez, forman un infinito número de ellas —también conocido todo ello como universo "fractal"—. Las ondas sonoras quedan regidas por la misma matemática que forma el todo del que hablamos, descubriéndonos todo ello la llave para acceder a aquella música de las esferas concebida antaño por Pitágoras o Platón. Dicha música, nace de la correcta aplicación del número dorado y del hecho de pensar en música de un modo más abierto: en pensar que la música puede ser interpretada como la correcta proporción natural de todas las cosas; y poder "verla" y entender empleando términos de energía y vibración. Quizás siempre hayas creído que la música de las esferas no existe, pero lo que no sabes es que llevas escuchándola desde el mismo momento en que naciste y que tú formas parte de ella. ¿Quién sabe si el sentir humano no es otra cosa que su máxima expresión?

Emotiva interpretación de la Música de las Esferas 
a cargo de Mike Oldfield



PITÁGORAS Y EL SECRETO 
DE LA MÚSICA UNIVERSAL

"Cualquier intervalo puede ser expresado como una combinación de un número mayor o menor de quintas justas” Pitágoras


Emblema de la sociedad pitagórica
Quizás los límites del ser humano sean mucho más grandes de lo que podamos llegar a imaginar. Es muy probable que en las palabras anteriores, originarias del más grande de los matemáticos conocidos de la antigüedad, hallemos el verdadero secreto de la música universal: aquella que respeta la matemática que nos creó o la propia también de las partículas más elementales del universo. Una matemática que nosotros, como minúsculos seres humanos nunca podamos llegar a imitar correctamente.

También es posible, que la medida tonal real no sea la dada por nuestras ya convenidas sucesiones de tonos y semitonos, y que la correcta medida tonal universal, debiera quedar dada por la quinta justa (Fa, Do, Sol, Re, La, Mi, Si, Fa#... y así sucesivamente), sin pretender octavar: teniendo en cuenta así la irracionalidad de el número Pi a la hora de cerrar esos círculos que permiten la "octavación" o mejor dicho, la transposición musical. Tras la imperfecta octava que aparece al cerrar una rueda de 12 intervalos simétricos, necesaria en nuestra música temperada, no hay medida tonal en música más armónica que la quinta, y mediante su correcta sucesión, podemos llegar a la idealización de una música que sí respeta el número áureo. Quizás de este modo sí podamos acceder a la verdadera música universal, pero claro, nuestro minúsculo tamaño en relación con el Universo del que procedemos nos impedirá el ejecutarla de forma 100% correcta.

(Víctor Mayor Leiva)

Disney conocía muy bien la íntima relación existente entre 
la música, el arte, la naturaleza y las matemáticas