jueves, 12 de junio de 2014

¿EXISTEN LAS TERAPIAS BASADAS EN SONIDO? (Hermann von Helmholtz)

Hermann von Helmholtz (1821-1894) puede ser considerado también uno de los grandes aportes a la medicina, el electromagnetismo y la acústica moderna: nuestro hombre dedicó su vida a explicar cómo funciona el aparato sensorial y llegó a establecer las longitudes de onda con la que nuestros órganos se comunican con el cerebro y funcionan correctamente. También fue el creador de la óptica fisiológica. 

El sistema nervioso funciona por impulsos eléctricos, del mismo modo que lo hace cualquier sistema electromagnético, pero también por ello, podríamos extrapolar lo dicho a cualquier instrumento musical, con la diferencia de que la naturaleza del sonido ya no es magnética y que las ondas acústicas necesitan de un soporte físico para propagarse, el aire. 

Helmholtz manifestó que los armónicos de unas tonalidades musicales concretas podían incidir sobre nuestros cerebros, conduciéndonos a la enfermedad o la calma, dependiendo de su tonalidad; pero también llegó a la conclusión, de que esas frecuencias eran variables y algo diferentes dependiendo de cada individuo. Cada órgano del cuerpo humano posee una frecuencia de resonancia concreta: frecuencias que al parecer no guardan relación ni armonía alguna con la popular afinación a 432 Hz, tan de moda en la actualidad (al menos bajo la humildad de mis conocimientos científico-musicales actuales). A nivel personal, he experimentado con esa afinación y me pareció percibir una subida en el grosor del sonido (con el software Logic X); pero he llegado a la conclusión, tras varios experimentos, de no haber relación alguna con nuestra naturaleza o el encontrarse en dicha afinación ningún "tipo de perfección" o armonía total con "el todo". Cada ser humano es distinto al resto y todos tenemos nuestro tamaño y nuestra propia frecuencia de resonancia. 


FRECUENCIAS Y 
SU RELACIÓN CON EL ORGANISMO
Helmholtz estableció las siguientes frecuencias de resonancia para cada uno de nuestros órganos, las cuales inciden de forma notable sobre ellos: cerebro 20-30 Hz, globo ocular 20-90 Hz, torax 50-100 Hz, masa abdominal 4-8 Hz, hombros: 4-5 Hz, codos 16-30 Hz, brazos 5-10 Hz, manos 30-50 Hz, columna vertebral 10-12 Hz, piernas 2 Hz a 20 Hz. 

Como podéis ver, dichas frecuencias tienen mucho que ver con nuestra propia naturaleza de impulsos eléctricos; y cualquier cambio rítmico puede afectar especialmente al cuerpo, llevándolo hasta su mal funcionamiento. El sonido, puede encontrar la perfecta caja de resonancia en nuestro organismo, inclusive llegando a causar alguna dermatitis a estudiantes de violín, al tocar su instrumento preferido durante varias horas seguidas. Todo ello debido a la propia naturaleza de su sonido rico en altas frecuencias y su sostenido tan característico.

Por último, decir que si una música determinada genera bienestar o sentimiento de paz interior, seguramente será porque su contenido y naturaleza van conforme a lo que tu cuerpo y mente necesitan. La investigación forma parte de la condición humana, pero por ahora, las terapias musicales van más relacionadas con aspectos meramente psicológicos que físicos. Quien diga lo contrario, simplemente miente. Tu organismo es sabio, y sin nunca perder de vista el método puramente científico (aquel que se aleja totalmente del deseo, prejuicio o tipo de creencia), nunca dejes de experimentar, quizás mañana seas tú quien descubra el mejor de todos los empleos de la música. 

(Víctor Mayor Leiva)

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